Imaginad un oasis en mitad de la campiña, un lugar fresco y húmedo, donde colosales higueras custodian una poza de aguas cristalinas con nombre propio, la Poza de Tíntín. Un lugar cargado de historias y leyendas, envuelto por un halo de misterio que traspasa nuestros sentidos.
Un lugar con encanto de la Campiña Sur Cordobesa que te invito a conocer.
¿Conocíais la leyenda de la Vieja de Tintín?
¿Dónde se encuentra la Poza de Tintín?
La poza de Tintín se encuentra en un municipio de la Toscana Cordobesa, en la cuna del Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, un municipio donde se fabrica el delicioso Pedro Ximénez con Denominación de Origen Propia, donde las viñas se visten de dorado cada otoño y los campos de verde pasando el invierno, donde algunas veces amanecen todos sus rincones entre densas nieblas y desde lejos puede verse su "castillo" flotando sobre un mar de nubes, donde tuvo lugar una de las grandes batallas de la historia, la batalla de Munda, lugar de gente amable y rica gastronomía...sino lo habéis adivinado aún, os invito a conocerla, a conocer Montilla...
Leyenda de la Vieja de Tintín
Todas los mitos tienen una parte de verdad y otra de fantasía, en esta ocasión, un lugar tan singular como la poza de Tíntín no iba a ser menos.
He tenido acceso a esta peculiar historia/leyenda, gracias a Joaquín Raya, montillano amante del entorno natural y de la historia de su pueblo, quién me ha transcrito esta historia que aquí os dejo, para que podáis conocer quién fue la Vieja de Tintín y os dejéis llevar por la imaginación.
Así narra Dámaso Delgado López (1829-1906), periodista, escritor y cronista montillano, la famosa leyenda local de la "Vieja o Bruja de Tintín", que hasta entonces se había transmitido de forma oral de generación en generación.
""Por la puerta antigua de Córdoba, calle de Santa Brígida, cuya calle se desliza a la derecha del colosal castillo de Montilla, se sale directamente y en la línea recta, siempre descendiendo hasta la fuente de la Malenita, situada precisamente en la falda del cerrillo que ostentaba en el tiempo de nuestro relato la ermita del Santo Cristo de los Caminantes. Dicho sitio, vereda de Huelma, estrecha hoy como un camino por estar aprovechada en su totalidad, como todos los terrenos del común de los pueblos, usurpados y arrebatados a la propiedad y disfrute de los mismos por los privilegiados del poder, es el primero donde empezaremos nuestra narración.
En la izquierda de dicho caminillo cauce, y corte recto de una piedra o trozo de granito, cuya extensión no se puede medir por estar sus límites cubiertos por las tierras cercanas, aparece una hendidura, que se prolonga en forma de montera, dentro de la cual puede penetrar un hombre como unos dos metros, siendo su fondo estanquillo cristalino de agua, cuyos sobrantes ruedan por la parte baja del camino, ya desde aquel punto más o menos corriente.
La laboración de las tierras circunvecinas, y principalmente en la superficie o techumbre de esta cueva, ha hecho que desaparezca el chorro natural de agua, gota a gota caída desde el peñasco a la charca, y cuya circunstancia, presumible y lógicamente, desde los más antiguos tiempos, daría el nombre de Tintín (tin-tin) a dicho manantial.
De esta cueva, pues, y estanquillo, que en los tiempos de nuestra leyenda era de mayor extensión interior, aunque a la vista no presentase más descripción que la que hemos hecho, se conserva en Montilla la tradición de La Vieja de Tintín, que según ha pasado de unos a otros, parece que era verde y jeñosa, y cernía continuamente en el hueco del manantial, con cedazo monstruoso, los higos que arrojaban las higueras plantadas en los superpuestos terrenos de la peña.
Estos higos tenían la virtud, al comerlos, de que cesaban inmediatamente las querellas entre los padres y los hijos....."
Según el mismo autor, la leyenda tiene su origen en una historia real que se remonta al Siglo de Oro en Montilla, concretamente al 31 de julio de 1589, día en que se aprueban en Montilla las Constituciones de la Orden de los Caballeros Quantiosos, que pretendía evitar la inmiscusión de extranjeros en asuntos nacionales. Y fue en la concreción de los artículos de dichas Constituciones en la que, dos caballeros montillanos, Don Alonso de Vargas y el Licenciado Don Pedro de Figueroa, pasaron de las palabras, primero a las manos, y después a las armas, por ver quién tenía más influencia en la vida social de la Villa. Dámaso Delgado lo narra así:
"...Don Alonso de Vargas dió un bofetón a Figueroa, y éste a su vez y casi simultáneamente una estocada al Don Alonso, sin poder pasar a mayor violencia, porque los caballeros concurrentes [a las Constituciones] pusieron término a la querella separándolos en el acto. En los primeros días, después de pasada la escena que acabamos de referir, los amigos y las respectivas familias de los contendientes, sirvieron de escudo con su vigilancia a los rencores de ambos caballeros; pero algún día terminada o descuidada ésta, dió por resultado la muerte de Figueroa, al subir la cuestecilla de Rompe-haldas, al comenzar el crepúsculo de una tarde de septiembre. Frente por frente de la casa número 17 de la dicha cuesta de Rompe-haldas [...], se encontraron los dichos Vargas y Figueroa solos, y en desafío reñido se batieron, quedando muerto el último...".
Pasado el tiempo, Don Alonso de Vargas, casado con Doña Mencía de Astorga, domiciliados en la calle San Fernando de Montilla y padres de una única hija de quince años, Teresa de Vargas, se encontraba a primeros de mayo de 1591 de visita con su mujer en casa de un sobrino del primero en Alcaudete. Era concretamente el 4 de mayo de ese año, cuando Teresa de Vargas mandó a su criado, Cristóbal Peres, a enviar una carta, y mandó a acostar a su anciana criada Florencia. Fué ya entrada la noche cuando un hombre que venía del campo avisó a Teresa de que, si quería ver a su padre por última vez, debía ir al pago conocido como huerta de la Plata, pues allí estaba expirando.
Efectivamente Don Alonso de Vargas y su esposa encontraron allí la muerte, de vuelta de Alcaudete, supuestamente a manos de Doña Juana Páez de Liébana, viuda de Figueroa. Y es supuesto el doble asesinato porque nunca se pudo demostrar, y porque Doña Juana desapareció por siempre, en los entonces espesos y umbríos bosques y dehesas que existían entre los pagos de la Plata y Tintín.
Sigue contando el cronista, que durante los años siguientes, era común que apareciesen perros decapitados, muertos o moribundos entre la poza de Tintín y la fuente de la Malenita, y que desapareciesen niños, que incluso existieron testigos que daban fé de ello, y que de vez en cuando se veía por aquí o allá, en las inmediaciones de la poza de Tintín (única fuente de agua existente en las cercanías de la Plata), a una mujer desarrapada y mugrienta que quitaba el aliento a todo aquel que la miraba.
Actualmente sigue presente la "Vieja o Bruja de Tintín" en el folclore montillano, imaginando que habita entre las huesudas raíces y las amenazantes ramas de las gigantes higueras que rodean a la poza, y que arrastra al fondo de la misma a aquellos osados que miran en su interior...
¿Os atrevéis a mirar?
Cómo llegar a la Poza de Tintín
Para llegar a la Poza de Tintín, partiendo del municipio de Montilla, tendremos que bajar por la vereda de Duernas desde el Cementerio Municipal San Francisco Solano de Montilla (que data del año 1894), hasta cruzar la vía de ferrocarril Córdoba - Bobadilla. Una vez superado el puente del citado ferrocarril, giraremos a la derecha siguiendo por el camino de servicio de la vía, hasta comunicar con el camino de Tintín, a la altura de la EDAR de Montilla, siguiendo hacia abajo, en paralelo al arroyo, hasta la poza del mismo nombre.
Hace unos años, se restauraron por parte del Ayuntamiento de Montilla, varias fuentes del término municipal, limpiándolas y tematizándolas con paneles interpretativos, diseñándose varias rutas que conectan fuentes e hitos importantes del este bonito municipio de la Campiña Sur Cordobesa. Una de estas rutas forma parte del programa "Paisajes con Historia" y os la dejo AQUÍ si queréis conocerla: La ruta de las Fuentes Históricas de Montilla.
También se editó un cuaderno en el que se describen un total de 26 fuentes del término municipal de Montilla y tres rutas que pueden realizarse comunicando varias de estas fuentes. PINCHA AQUÍ y descárgatelo.
La Poza de Tintín, quedaría actualmente fuera de estas rutas, pues no se encuentra incluida en ninguna, pero sí está restaurada, cuenta con panel interpretativo y el acceso a la misma transita por caminos públicos, pudiendo llegarse a ella fácilmente transcurridos un par de kilómetros.
Curiosidades de la Poza de Tintín y su entorno
Si os acercáis a la gruta que guarda la surgencia de agua y os asomáis, podréis ver el acuífero que aún a día de hoy sigue activo en su interior, y además algunos detalles que delatan que este lugar es un refugio para algunos seres vivos, como por ejemplo:
- En el lado izquierdo viven helechos que tiñen de verde las paredes de la poza, en concreto el julandrillo de pozo(Adianthum capillus-veneris).
- Si os fijáis en la parte superior de la gruta, veréis una estructura de barro muy curiosa, se trata de un nido de golondrina dáurica, que ha escogido este lugar tan pintoresco para criar a su prole.
- En el lado izquierdo, podréis ver también un hierro que sale de la pared, en ese lugar antiguamente se colocaban tazas para poder beber agua directamente de la poza.
Imagen extraída de la página web de www.conocetusfuentes.com.En ella puede verse como se encontraba hace algunas décadas el interior de la Poza de Tintín, que como podéis ver se encontraba encalada. |
- Encima de la Poza, se encuentra la figura de una virgencita de color plateado, que alguien ha tenido a bien dejar en este lugar.. ¿A modo de exvoto para su purificación?
- Si seguís con la mirada las ramas de la higuera que se encuentra justo por encima de la poza, podréis ver en su parte mas alta, en la rama de la izquierda, una cruz plateada agarrada a una de sus ramas.
- Según me manifiesta Joaquín Raya, los adoquines de granito y los escalones de acceso al entorno de la poza, son los que hace unos años, se encontraban pavimentando una de las principales arterias de Montilla, la calle Corredera, siendo reutilizados para adesentar el entorno de la fuente.
- Las higueras de la Poza de Tintín: que sería de una poza sin su higuera, y de la higuera sin su poza, pues allá donde haya un acuífero permanente encontraremos estos árboles, cuya capacidad de supervivencia es asombrosa. No tenéis mas que mirar dentro de la gruta, para daros cuenta de hasta donde son capaces de llegar estas higueras por meter sus raíces en el agua.
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Para finalizar, os dejo el Track de una ruta circular para conocer este bonito lugar de la Campiña Sur Cordobesa.
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